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HISTORIA SOBRE LA FUNDACIÓN DE JULI
Juli tiene tres fundaciones, tal como informó Chirihuano, gobernador de Chucuito a Cieza de León:
LA PRIMERA FUNDACIÓN.- Había en aquellos tiempos un sanguinario personaje llamado Qhari, jefe de hordas feroces que llegó a la sureña Cuquimpu más o menos en el año 1300, irrumpiendo violentamente en el altiplano, saqueando, robando y diezmando pueblos, se estableció en Chucuito donde fijó su residencia. La península de Luiquina y alturas de Pichacani, fueron escenarios de cruentas correrías así como en Chiaraki, Wilakarka y Phara-ti, estos últimos hoy son Azángaro, Lampa y Ayawiri. A su retorno pasó a la isla Titikaka desde allí dio feroz batalla a sus enemigos que venció matando a todos. Por su orden y capricho se agruparon familias enteras para formar pueblos Cojilawi, Pumauta y Zepita, entre ellos Chullis fueron ubicados en el lugar llamado Lunthantani, lo cual hoy se le conoce como Lundayani ubicado al pie del cerro Chokorasi o Jank´ojake
SEGUNDA FUNDACIÓN.- El inca Cusi Yupanqui, más conocido como Pachaquteq gobernó el Cusco hacia los años 1438 y 1471, éste con pretextos religiosos salió de campaña contra el Collao y destruyó Ayawiri, tomó Hatun Qolla que gobernaba Siñani; se aliaron Qhari de Chucuito, Chuchi Kapaq y Sumalla de Azángaro replegándose en Pucará, donde fueron vencidos por las tropas cusqueñas que pasaron a Chucuito, estos se sometieron voluntariamente. Los Lupakas de Juli resistieron el ataque construyendo murallas en el cerro Pukara donde se batieron como leones. A la vuelta casi derrotados los incas hicieron tratativas de paz con los guerreros Lupakas ante la aparición del avecilla Ch´ulli, símbolo de paz que pasó volando entre ambos bandos, hecho que invitó a la deposición de sus armas. Desde entonces los aymaras se sometieron al soberano cusqueño; luego se dirigieron a la otra aldea de los chullis, reafirmando la fundación de la actual ciudad de Juli, sin embargo es tan necesario mencionar que en un principio no fundaron como uno de los pequeños pueblos de nuestros días, sino que por estrategia construyeron sus viviendas en conjunto, los cuales eran apenas divididos por unas estrechas y torcidas callejuelas, donde un grupo numeroso de familias se establecieron para vivir en paz al pie del actual cerro Sapakollo. Por otro lado en honor y homenaje al avecilla de la paz llamado Ch´ulli, le pusieron el mismo nombre a la aldea naciente, algunas veces hasta le decían Llulli.
Además, se ha llegado a saber que, a este nombre original solamente los españoles se atrevieron a cambiar por Juli por las dificultades en su pronunciación, y todo estos ocurrió en la fundación española, valga la redundancia. En cuanto se refiere al avecilla de la paz, es también muy necesario mencionar que estos existen hasta el día de hoy en pequeñas cantidades por estar en peligro de extinción y su hábitat preferido son los totorales así como las playas de nuestro lago.
LA TERCERA FUNDACIÓN O FUNDACIÓN ESPAÑOLA.- Era el año de 1564 cuando llegó a Lima el licenciado Lope García de Castro para reemplazar como gobernador al Conde de Nieva; reorganizó los corregimientos de indios, ordenó la Fundación de Pueblos en su carácter de presidente de la audiencia de Lima y de conformidad con estas instrucciones se funda Juli como aldea el día 2 de abril de 1565 por don Jerónimo de Silva, Pedro Mejía y los curas dominicos Francisco de San Miguel y Tomás Román en presencia de don Diego Jorge Huallpa y Francisco Pongo Puma en su condición de caciques, además Felipe Kallu alcalde.
ELEVACIÓN A LA CAPITAL DE PROVINCIA.- (época republicana) El presidente de la república don José de la Mar quien el día 3 de junio de 1828 decretó que el pueblo de Juli de la provincia de Chucuito del departamento de Puno se denominará “Benemérita Villa” y será capital de dicha provincia. Más tarde el presidente don Andrés Avelino Cáceres el 5 de septiembre de 1889 lo elevó al rango de ciudad. En el año 1991 la asamblea de la región en honor a su aniversario como capital de la provincia lo denomina “Capital Arqueológica de la región José Carlos Mariátegui”.
En: Alfonso Choquegonza Vilca. Las maravillas del siglo. |
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